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Castillos y encantos medievales en el Rhin

  • Foto del escritor: Maggie
    Maggie
  • 14 may 2017
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 29 nov 2019


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Basel – Breisach – Strasbourg – Mannheim – Rudesheim – Cologne – Amsterdam


Hace muchos años quería conocer el Rhin, y que mejor que hacerlo con un grupito de amigos y viajeros nuevos. Nuestro punto de llegada fue Zurich.

Una de las ciudades más elegantes que he visto. Más de 50 museos y 100 galerías de arte, las tiendas mas lujosas del mundo. La ciudad está a orillas del lago Zurich por lo que la variedad de actividades en torno al agua son muchas, es como bañarse en pleno centro.

Al tercer día salimos en bus a visitar la bella ciudad de Lucerna, caracterizada por el puente medieval Kapellbrücke, construido en 1333, es el más antiguo puente de madera cubierto de Europa, en su interior hay una colección de pinturas del siglo XVII.

Seguimos al puerto y embarcamos en nuestro barco en Basilea. Después de acomodarnos en nuestras cómodas cabinas comenzamos nuestra travesía fluvial.

Al día siguiente conoceríamos Riquewihr, un pintoresco pueblo de Alsacia, calles empedradas, casas con entramado de madera, tienditas encantadoras llenas de decorados que daban la sensación de estar en un cuento. ¡Y muchas cigueñas!

Continuamos con nuestras visitas llegando a Estrasburgo, la capital de Alsacia. Es la frontera alemana, por lo que durante años ha sido por turnos francesa y alemana. Llegamos a pie al encantador barrio "La Petite France", donde se encuentra la catedral gótica, con su famoso reloj astronómico.

Lo mejor estaba por venir, y eso fue llegar a Heidelberg, hermosísima ciudad cuyo principal atractivo es su histórica universidad.



Me invadió la nostalgia al recordar la epoca en que estudié en sus inmediaciones y me alejaba de tanto en tanto del grupo para contemplar esas hermosas vistas desde lo alto de la colina, que tantos recuerdos me traían.

Uno de los puntos más importantes de nuestra navegación fue cruzar el pintoresco desfiladero del Rhin, admirando sus numerosos castillos y fortalezas medievales en ruinas, escuchando música clásica y coros, y degustando un rico vino blanco alemán helado.

Esa tarde llegamos a Rüdesheim, donde visitamos a un viñatero local, y por supuesto seguimos degustando vino. Hicimos un paseo en góndola y por la tarde visitamos un curioso museo particular con instrumentos musicales antiguos y robóticos autónomos.

Llegamos a Colonia e hicimos una visita caminando a la Ciudad Vieja, y la imponente catedral gótica, una de las más impresionantes que he visto.

Nuestro punto final del Crucero fue la hermosa Amsterdam, una de mis favoritas del mundo, amo esa ciudad, su gente, su arquitectura. Habría mucho que hablar de ella, porque tiene para todos los intereses, desde la fabrica de Heineken a la casa de Ana Frank pasando por su paseo por los canales. Y están sus famosos museos como el Rijsmuseum con la obra de Rembrandt y el famoso Museo Van Gogh.

Y como despedida, por supuesto fuimos al Barrio Rojo, pintoresco barrio ubicado en pleno corazón de Ámsterdam que destaca por la gran cantidad de neones y luces rojas que adornan sus escaparates.


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