Dubai, Camboya y Vietnam en un viaje soñado
- Maggie

- 17 nov 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 27 nov 2019

Dubai – Siem Reap - Phnom Penh – Hong Ngu - Long Khanh - Anh Long
My An Hung – Sa Dec – My Tho – Ho Chi Min City
15 de Sept de 2019
Este fue un viaje para marcarlo con una estrellita en mi diario. Por una parte Dubai, fenómeno mundial único, el colmo del modernismo, contrastando con la magia del Imperio Khmer y el verde ingenuo de Vietnam.
Volamos largas horas con Emirates, para llegar a Dubai. Si miras desde el cielo verás que se extiende en delgados tentáculos sobre el mar formando archipiélagos artificiales en aguas de color turquesa. Aparte de la descripción poética les diré que llegamos tan cansados que luego del registro en el hotel cada uno fue directamente a dormir.

Estuvimos tres días de visita y debo decir que nuestro asombro fue puesto a prueba a cada momento: subir hasta el piso 123 de Burj Khalifa, la torre mas alta del mundo, visitar el Burj al Arab, el único hotel 7 estrellas del mundo y el mejor del planeta, andar en el monoriel por The Palm, la mas grande isla artificial del mundo; y podría seguir contando maravillas, porque el día que los dubaities decidieron tener un lugar en el mundo de la arquitectura ultra moderna lo lograron.
Por supuesto que también visitamos lugares que nos hicieron recordar que estábamos en el mundo árabe como sus mercados del oro y de las especias: desordenados, calurosos, con vendedores practicando el regateo como deporte.
Una de las noches fuímos a cenar a la Marina Dubai, un lugar glamoroso, con vistas espectaculares y restaurantes muy buenos. Y de entrada nos enteramos que no servían vino, ninguno de ellos. Hay culturas que tienen sus códigos y hay que respetarlos.
El calor nos acompañó siempre y fue mucho mas intenso cuando fuimos a Abu Dahbi para visitar la famosa mezquita Sheikh Zayed, la mas grande de Emiratos Arabes. Por supuesto para la visita las mujeres fuimos vestidas con tunicas negras que tapaban nuestros brazos, piernas, escote y cabello! Los hombres? Con manga corta…

Dejamos los Emiratos Arabes para volar a Siem Reap donde la atmósfera cambió, pasando del paisaje árido al verde intenso y húmedo. Nuestro hotel era como esas haciendas coloniales en medio de la selva tropical, pisos de madera, camas con dosel, y un intenso olor a flores y frutas que cada día la mucama nos dejaba.
Camboya es la capital asiática de los templos y estábamos en la ciudad que alberga al complejo más importante y sagrado de todos: Angkor Wat. El más importante es Angkor, originalmente fue un mausoleo y el recinto religioso más importante del Imperio.
Otra visita obligada es Angkor Thom, un lugar magnífico que fue la más grande ciudad Khmer; quedan los restos de la muralla fortificada y como mudos testigos de ese pasado magnífico hay 216 caras gigantes en el templo de Bayon.
Pero sin lugar a dudas lo que más me impresionó fue el Templo Monasterio de Ta Prohm, también llamado “Templo de las Raíces”, ya que al llegar te conmueven las imágenes increíbles de los edificios engullidos por la selva, las raíces e higueras estranguladoras que como monstruos han atrapado los templos durante años. Más que por importancia ceremonial, Ta Prohm se convirtió en uno de los templos más visitados gracias a la película Tomb Raider, de la que se grabó algunas escenas aquí.

Todavía me conmueve el recuerdo de Camboya y sus lugares mágicos, homenaje al gran imperio Khmer, que hoy lo reviven sus danzas, y el misticismo de su gente.
Y llegó el día de embarcarnos en nuestro barco fluvial, moderno y funcional que cumplió con la comodidad que necesitabamos para surcar el río Mekong.
Fue una travesía que nos mostró el campo en Vietnam, los pequeños pueblos en que la gente muy pobre y muy feliz nos recibía sonriente. Visitamos sus fábricas de seda, de bufandas de algodón o dulces de coco. En medio de arrozales, o caminando entre palmeras bajábamos cada día para ver distintas localidades. Llevábamos dulces para regalar a los hermosos niños que se alegraban tanto al recibirlos.
Cada día tuvimos los buffet mas exóticos entre los que destaca el almuerzo de los insectos: tarántulas, gusanos de seda, grillos, y otras variadas especies. De todo probamos un poquito, no podíamos ser descorteses.
Nuestro viaje terminó en Ho Chi Minh, o Saigón, donde se entremezcla la tradición vietnamita con la modernidad de occidente, caminando por sus calles encontramos tanto templos budistas como edificios coloniales coexistiendo en armonía.
Dado el papel fundamental que tuvieron en la Guerra de Vietnam, era importante visitar los túneles de Cu Chi, que enloquecieron a los norteamericanos, construidos en 1945 durante la invasión francesa. Luego, durante la guerra de Vietnam, se construyeron 200 kilómetros más siendo la base de operaciones del Vietcong.
Por supuesto que para terminar el viaje era necesario el shopping! Y Saigon es famosa por las compras de carteras de las mejores marcas, anteojos, y sedas. Para lograrlo fuímos al exuberante mercado de Bến Thành. Lugar gigante adonde te vuelves loca entre la cantidad de puestos de cosas entretenidas y el constante regateo.
¡Fue un viaje espectacular! y así lo manifestaron mis pasajeros felices.

















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