Campos de lavanda y la ruta del vino en el Rhône
- Maggie

- 14 jul 2016
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 nov 2019
Este prometía ser un viaje muy entretenido por el contenido de su recorrido, ¡y realmente lo fue! Navegar por el Ródano, o el Rhône en francés, recorriendo la famosa Provenza Francesa, que parece un lugar muy cliché, pero realmente es un lugar soñado.

Barcelona - Arles – Les Baux – Avignon - Viviers - Tournon - Vienne – Lyon - Roma
Llegamos a Barcelona, alojamos en un regio hotel alejado del centro pero muy bien conectado con la ciudad por el metro.
Nuestro recorrido incluyó mi lugar favorito: el Barrio Gótico, que me recuerda a los relatos de Carlos Ruiz Zafón, y siempre que camino por sus calles trato que sea de tarde noche, de modo que las mi-oscuridad me permitan pensar que estoy en una de sus novelas. No faltó la visita a la Cervecería Catalana y sus tapas maravillosas y por supuesto a un Tablao Flamenco. Fue cortita la estadía pero le sacamos mucho provecho.
Al tercer día partimos en bus hacia Arles, un viaje de 4 horas y media que bien valieron la pena. Llegamos a esta ciudad que a cada paso nos recordaba a Van Gogh, su famoso dormitorio, su casa amarilla, plasmados en sus cuadros como tantos otros lugares de la ciudad. No en vano el pintor se fue a los 35 años buscando la luz del mediterráneo y en un año produjo sus 300 obras más representativas. Me vuelvo a emocionar cuando recuerdo esas calles por donde Vincent anduvo.
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Abordamos nuestro barco fluvial e iniciamos viaje. Nuestra primera parada fue Avignon, la ciudad amurallada que tiene un precioso palacio. Ahí los viñedos, las torres, los monumentos, todo perteneció a los señores de Roma. Y por supuesto ahí está el famoso puente de la canción “sobre el puente de Avignon todos cantan todos bailan…”
A la tarde siguiente paramos en el pequeño pueblo de Viviers adonde disfrutamos de una noche de fantasmas, recorriendo un castillo deshabitado iluminados con antorchas. Y no es broma, un fantasma nos esperaba para hacer de las suyas.
El día que fuimos a Grignan vivimos una experiencia especial ya que aprendimos sobre el cultivo de trufas, nos trasladamos al campo de uno de los mayores exportadores de trufas de Francia, y nos atendió el personalmente, con su perrita Lulu!
Y así nuestras aventuras no pararon. En Tournon nos subimos a un tren a vapor sobre el cañón del rio Deux; en Beaujolais visitamos las viñas y por supuesto degustamos sus vinos, caminamos por el pueblo medieval de Oigt y al final de nuestro recorrido llegamos a la ciudad de Lyon. De arquitectura medieval y renacentista, su centro refleja dos mil años de historia. Lo que recuerdo con claridad es su Anfiteatro romano de las Tres Galias.
Y finalmente como broche de oro, luego de nuestro desembarco volamos a la ciudad eterna, Roma, para disfrutarla, para caminar sobre la historia, degustar su exquisita comida y reírnos de nuestras aventuras en este viaje soñado.












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