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De los Vikingos a los Zares: surcando el Báltico

  • Foto del escritor: Maggie
    Maggie
  • 14 jul 2017
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 29 nov 2019

Y nos embarcamos en una nueva aventura! Esta se vislumbraba increible, ya que como el nombre del programa lo dice, el hecho de ir a la tierra de los vikingos y los zares a cualquiera lo motiva.

Nuestro punto de llegada fue la hermosa Copenhague, reconocida últimamente como la ciudad mas feliz del mundo (hygge que significa estado de felicidad). Cien por ciento eco amigable, la mejor manera de disfrutarla es caminando o en bicicleta, y eso hicimos. Paseamos y saludamos a la clásica Sirenita, que recibe a los que llegan por barco. Y al anochecer llegamos al pequeño muelle de Nyhavn, y elegir un lugar para tomar un vino con algo de comer. Un lugar con un ambiente fascinante enmarcado por sus fachadas de colores y sus restaurantes y bares a la orilla del canal, que se han convertido en la imagen de la ciudad.


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Copenhague – Warnemunde - Tallinn - St. Petersburgo - Helsinski - Estocolmo - Copenhaguç


Como soy de la epoca de los hippies, no podía dejar de conocer el barrio de Christiania, una comunidad libre, un barrio autogobernado e independiente donde mas de mil personas conviven en paz, con sus propias leyes y ajenos a las normas sociales.

Embarcamos en nuestro barco gigantesco, lleno de atractivos, muchos pisos, restaurantes por doquier, hay que tener claro primero lo que nos gustaría comer para hacer reservas en los restaurantes, así como de las excursiones que tomaremos cada día. Eso es parte de viajar en barcos grandes, la logistica tiene que ser exhaustiva, pero funciona perfecto.

Creo que uno de los puntos que me impresionó en este viaje fue Tallin, la capital de Estonia. Es una ciudad medieval… construida desde el año 1400, y se mantiene como tal! Hasta sus habitantes circulan vestidos como a la usanza de aquella época, edificaciones con techos en punta y tejados naranja, su ayuntamiento es gótico, precioso. Los restaurantes y algunos bares son subterráneos de piedra y madera, quedé fascinada.

Tuvimos un día completo de navegación que se agradece, porque un barco tan grande tiene muchos espacios y atracciones para conocer, como teatro, sala de conciertos, una biblioteca muy completa, una piscina inmensa y varias chicas, música en el exterior, y podría seguir.

Ese día de descanso nos preparó para lo que se venía. La estrella del viaje, la ciudad mas impactante que conocimos, la hermosísima St. Petersburgo que a orillas del río Neva muestra orgullosa su belleza, sus palacios y pasado esplendor, que hasta hoy se mantiene.


No sé como empezar a detallar lo que vimos, así que creo que les hablaré de lo más bello por lo menos para mí: la bella Iglesia de la Sangre Derramada y sus miles de mosaicos, el palacio de Catalina en Puschkin, majestuoso y con unos jardines que te dejan mudo. La Catedral de St Isaac, inmensa, con capacidad para 14 mil personas. Y por supuesto el Museo Hermitage - uno de los más importantes del mundo. Ocupa toda la ex-residencia de los zares rusos, incluyendo el "Palacio de Invierno". Es decir que para conocerlo hay que visitar varios edificios, imposible en un día.

Una experiencia interesante fue viajar en Metro, el más profundo del mundo. Muchas estaciones con obras de arte y mosaicos, fueron construidas como “el palacio para el pueblo”.

Debo destacar que nos tocaron las “noches blancas” en Rusia, anochecía a las 11 de la noche y amanecía a las 4 de la mañana.


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Y llegamos a Helsinski, una de las ciudades con mas diseño que he visto en mi vida, desde los arreglos florales de la calle hasta tiendas impresionantes. De los edificios históricos destaco la Catedral Luterana Tuomiokirkko, uno de los monumentos más famosos y queridos de la ciudad. ¡Es tan blanca, que parece como si la limpiasen todos los días!

Y nuestro ultimo punto fue Estocolmo, les cuento que más del 30% del área que ocupa la ciudad es agua y otro 30% está formado por parques y espacios verdes.

Quede enamorada de esta ciudad, bella, medieval. Cuando caminamos por Gamla Stan (ciudad vieja) quede boquiabierta. Tiene muchos monumentos medievales de gran carácter, pero en realidad lo que me conmovió fue eso que sentí al caminar por esas calles eternas.

Este es un viaje que te marca, cuando vuelva a organizar otro ¡están todos invitados!


 
 
 

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